Una vez maté una flor.




-No me gustan las salvajadas.

Eso me dice, dándome a entender que no tengo nada que hacer con él, que todos mis propósitos no serán más que una mancha oscura de coño podrido en mis bragas, que mañana tendré que enjabonar en el lavabo de mis derrotas. Y sigue fumándose el porro que le he líado hablándome de la delicadeza femenina, del amor puro y de la condición humana.

Me lo pasa después y yo apuro el humo verde hasta marearme los pulmones; apago luego lo que queda del sueño en un cenicero lleno de historias inconclusas. Él ya está adormecido, tirado en esa cama deshecha en la que nos hemos tragado Hellraiser porque yo quería y una de la Coixet (de la que a día de hoy sólo recuerdo a Ben Kingsley) porque quería él, medio desnudo y fumado del todo.

Me quito toda la ropa y él me abraza, con lástima y sueño.

Lamo su cuello, lo soplo, paso mis labios por sus cejas, sus párpados, su nariz. Me detengo a medio milímetro de su boca y no noto más que cosquillas. Respiro su aliento marihuano, dejo caer una gota de saliva hacia su labio inferior y se resbala a su boca. Me lo quiero comer y me apoyo en ella, esperanzada, sabiendo si ya habré resultado tan delicada, femenina y humana como él no espera que pueda ser. Y debo haberlo resultado, porque me besa, suave, y murmura que no puede ser, que no puede caer en mí, que le gusta mi cuerpo pero odia mi alma.

Le tapo la estupidez de su boca con un beso de Santa, de redención, un beso blanco de buena chica. Me monto encima con cuidado de no romper la mentira del momento acercando demasiado mi coño ardiendo a su polla hipócrita, que intuyo dura y hereje por debajo de las bermudas. Acaricio entonces con mis pezones todo su pecho, suaves roces y movimientos certeros. A los dos nos excita, él gime suave y yo intento amarrar como puedo todos los caballos de la diligencia de mi Deseo, que quieren desbocarse y galopar hasta caer muertos en esa cama de moderno sentimental.

Bajo entonces besando de su nuez (a la que felo sutilmente, queriendo sustituir lo insustituible... yo lo que quiero es tragarme su polla y vomitarle los huevos) por la mitad de su pecho, y desabrocho las bermudas y las bajo arrastrando los calzoncillos blancos de Virgen Macho.

Me golpea su polla intrépida en la comisura del labio y él mira incrédulo y vuelve a cerrar los ojos para no ver derrumbarse todos sus principios de pancartista romántico. Lamo sus pies, cada dedo, sus pies huelen a pies. Es un sucio y eso me gusta. Si no tiene el cuerpo limpio entonces es hermano de mi alma.

Separo sus piernas. Dice algo que no entiendo ni quiero. Flexiono su pierna y me instalo con la grupa levantada encima de su rodilla, y me la follo, me follo su rodilla huesuda de tal manera que me chilla el coño, y se la mojo toda y se resbala mi jugo, y entre tanto, para evitar que piense, hundo mi boca hasta la base misma de su polla, tragándomela, gozándola, habiéndola deseado más que ninguna otra. Puta, despechada, y meto los dedos de mi mano izquierda en su boca para que no me hable la mierda que suele hablarme, y mueve su lengua chupándolos, como la puta zorra que es y quiere negar ser.

Con la otra mano estrujo sus huevos, queriendo recibir ya lo que nunca quiso darme en la cara, y entonces empieza a estremecerse más y su polla palpita y cambio de idea.

Salto y me la inserto en el culo, en el mismo momento en que se corre, y rompo a sangrar. A él le duele, y creo que también sangraría aunque nunca lo vi después de levantarme y recoger mis trapos para vestirme en lo que tardo de bajar al portal.

Pienso, no te gustan las salvajadas y a mí no me gusta que piensen que soy tan egoísta como para no dar más. Jódete y aprende.

Y qué paradójica la vida, que me fui orgullosa y él quedó destrozado. Y pasaron dos días y él me llamó y no respondí. Y me escribió, y quería seguir descubriéndose conmigo. Su Destrucción fue Creación. Y yo, que me fui de allí como una reina, me sentí como una mala puta destrozando un ser tan bello como era, que por querer tenerlo lo arranqué de su tierra y a la fuerza adorné mi jarrón siempre caprichoso con su esencia, a sabiendas de que lo marchitaría.

-Olvídame, y no me devuelvas mis pelis.

Y hoy es el día en que sigo tirándome de los pelos (del coño).

6 comentarios:

Feder dijo...

Toda historia tiene un comienzo, y todo recuerdo, un gatillo que lo percuta. Me pregunto, cual habrá sido el gatillo esta vez.

Deborah Dora dijo...

Un chico del facebook que me ha recordado MUCHO a este otro. Y curiosamente me dijo una frase muy similar la pasada noche que esa con la que empieza mi recuerdo.

Anónimo dijo...

Cuando nos miramos en el agua, tenemos vista sin remedio nos miramos, entre más sucia esta el agua más nitido es el reflejo.
Ap.

Anónimo dijo...

deborah

escribes de puta madre. follas tan bien como escribes?

Deborah Dora dijo...

Me considero mediocre en todos mis intentos artísticos. Entre ellos, escribir y follar :) Pero tal y como anda mi generación no está nada mal ser mediocre.

Anónimo dijo...

no me lo creo....bcn_bcn