La soportable pesadez del ser.

La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.


Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire , vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.


Milan Kundera. La insoportable levedad del ser.



Esto que explica Kundera es la mayor verdad que se ha escrito sobre el sentir masoquista. Prolongo el término más allá de los que encontramos el mayor placer en la mortificación del cuerpo e incluyo a los emocional o experiencialmente masoquistas. Imagina: el sacrificio del deporte, el sufrimiento corporal al coronar una cima en la montaña, el orgullo por las tragedias vitales superadas, la conciencia del enamorado que sufre y ama y tolera un sentir por sentir el otro, la lucha académica, laboral o artística…


Los comportamientos masoquistas son inexorables al ser guste o no guste, o quede mejor o peor decirlo. Es la carga la que hace sentir, y somos seres sensitivos.


Después estamos esa minoría que hayamos un placer psicosexual suprahumano con la mortificación de la carne y el espíritu. El sentido protocolario dentro de la comunidad BDSM (que suele ser tan cerrada e intransigente como toda agrupación de seres pensantes de la raza humana, algo que aborrezco para todos los casos) lo explica, con miedo a hablar de masoquismo esencial y originario debido a que desde que existen los psicólogos y las psicopatologías hay miedo a la realidad de esencia por miedo a la categorización patológica, a través del componente de entrega. La entrega sería entonces la capacidad del ser sumiso para demostrar a su Dueño lo que es capaz de darle, hasta qué límite y con cuanta dedicación.


Yo estoy plenamente de acuerdo con ese concepto considerándolo primera condición para una relación entre parejas D/s, pero añado que desde algún sentir perverso de la esencia humana de algunas personas, el dolor físico puro y duro es una forma de comunión mística. El dolor nos devuelve al origen animal de sólo sentir sin pensar, sólo flotar en la sensación, en los sentidos volcados al cien en lo corpóreo, en la muerte del parloteo mental. Y la liberación es la paz. El dolor su camino. En el argot del BDSM lo llaman subspace.


Y volviendo a la vida más real, a la que nos une a todos los seres al margen de nuestras preferencias sexuales, ¿no creéis que enamorarse supone una asunción masoqusita?


Y qué bella…


1 comentarios:

Anónimo dijo...

lo es, dulce, amarga, masoca.

mola, me enamoraré otra vez?