Hoy es la noche previa a mañana.




Mañana (que ya es hoy) miércoles día nueve del nueve de dosmilnueve, si todo sale según mis planes, el que es el amor de mi vida actual y algo así como mi pareja, va a comerse una polla. También un XY le comerá la polla, pero eso es menos trágico porque una boca que traga es una boca que traga. Pero él es un hetero con inquietudes, o hetero morboso, o vete a saber tú cómo clasificar hoy, en plena libertad sexual (o eso se intenta) los mil matices de todas las tendencias.

Pero se la va a comer. Eso si mi elegido no me deja colgada, cosa que dudo porque es un bisexual con experiencia y seriedad. Y veinte centímetros de rabo.

Sabe mi hombre que le cito en un precioso hotel de la ciudad con vistas al precioso museo de la ciudad para hacer alguna cosa íntima que requiera de intimidad. Es decir, procurar que las dos partes (nosotros y él) tengamos garantizada la máxima discreción para comprometer lo menos posible de nuestras vidas reales.

Y nada más.

Por supuesto, si le voy a hacer tragarse un rabo (y tal vez follarse un culo XY, que es un culo a fin de cuentas) es porque tengo evidencias de que, al menos, fantasea con ello. Sin embargo, no será la primera vez que ponemos en práctica una fantasía de una parte de la pareja y no funciona. Muchas veces la vida real es lejana a la fantasía, y la fantasía, muy caprichosa. Por eso la única forma de saber si sí o si no es tirarse a la piscina y ver si se sale a flote. Y si no gusta, no pasa nada. En este caso concreto, yo me lo follo mientras él se pajea y una espinita que se puede tirar a la hoguera.

A estas horas ya estoy nerviosa, mirando el cajón de las bragas pensando en las ideales para la cita, tocando los lubricantes, pintándome las uñas y mastubándome compulsivamente. Tengo miedo también a que se decida por la avenida de enfrente. Si le gusta, es un mundo nuevo para él. Descubrir un mundo nuevo a los cuarenta pasados promete, cuanto menos.

Pese a todo, estoy excitada y orgullosa por ayudarle a ser quién es, sin condiciones, límites, ni moralidades, que descubra a mi lado lo que siempre se ha negado (no hablo sólo de los rabos, he conseguido llevarle a través de sí mismo por otras muchas bellas sendas, sexuales o no). La situación me va a resultar morbosa, salvaje y diferente. Planeo mi primera doble penetración con dos miembros de materia orgánica acompañada de mi amor y un pene supletorio de veinte centímetros.

Mientras voy dilatándome... intuyo que esta noche no podré dormir.

Podré soñar.

4 comentarios:

Mofeta dijo...

hola deborah, pues mucho se habla de fantasías

aveces pienso ke es mejor no escarbarlas y ke se keden siendo lo que son...

Aiportne Amixam dijo...

Es usted inconfundible.

Feder dijo...

Bueno, espero que el día de mañana, amanezcas con una sonrisa imborrable, producto de las toneladas de endorfinas secretadas en tu cerebro producto del maltrato de su blanco culo, púber sexo y hambrientas fauces... no olvidemos el morbo... que casi todo entra por los ojos, casi todo :)

Que lo disfrutes.

Un beso con tirón de pelo.

Anónimo dijo...

....y como fue "ese día después"??? Tan extenuados quedasteis que no escribes ni una línea en una semana??