Que te follen el culo es que te cagas.




La primera vez que te follan el culo es que te cagas. Literal. La sensación es muy similar, tanto que no es raro que efectivamente, en esa disonancia mental, te cagues mientras te percutan. Después, con tiempo, empeño y mucha insistencia, aprendes a olvidar la idea de evacue y comienzas a disfrutar con la sensación en sí, que sigue siendo muy próxima a cagar. Y por eso es placentero.


Todos disfrutamos cagando a solas en nuestro váter, relajando el culo en tensión retentiva y notando un cilindro suave y resbaladizo dilatarnos el ano. Todos.


Cuando no se disfruta del sexo anal convenientemente hecho (con lubricante y mucha excitación previa, que si no duele y eso para los que no sois masocas es otra historia) es, simplemente, por la tensión resultante debido al pudor de manchar de mierda esa polla satisfactoria con la que no existe confianza.


Y lo de manchar pasa las menos de las veces.


Yo soy una maravillosa enculadora con Armando, así se llama mi strap-on rosa fucsia. Como sodomita gozo al nivel de sugestión, porque mi falo no es sensible. Pero lo adoro. Adoro abrir culos a los abridores de culos para que ellos mismos bajen a beber del pozo de las contradicciones púdicas y los placeres que Dios pensó haber vencido llevándose por delante un par de pueblos del mapa.


Umm… pero como sodomizada. El placer es máximo, porque también me meten y sacan un cilindro resbaladizo que estimula toda la mucosa sensible estriada que tengo (y tú) en mi culito.


Y entonces, una de las noches de esta pasada semana, ya en pijama y con el párpado medio caído, con la libido en coma y el coño enclaustrado en su raja perfecta, me senté en el váter a hacer fuerza. Costaba, pero fue saliendo. Y a medida que salía, y del esfuerzo, me estremecí tres o cuatro veces en un calambre medular de placer y frío.


Me limpié el culo, satisfecha, y me metí en mi nido violeta de plumas con las que volar en sueños.


Pero empecé a pensar en él. Dirigí la atención a la circunferencia cedida de mi ano de la misma forma que dirijo toda mi mente a los pies si los tengo fríos. Y fue plácido. La sensación aún estaba presente, vibraban los sensores de mi recto, el ano estaba perfectamente disponible para dejar abierto el paso. Y tan rico era todo, que sin ponerme allí ni un dedo, fui contrayendo y relajando el culito, cambiando el ritmo, sin pensar en tótem sexual alguno. Sólo manipulaba su tensión, sólo absorbiendo los escalofríos con los que me recompensaba. Y fui sintiendo calor, y cambiando la postura, sentí el agua en mis muslos. Mi coño quería acercarse a ver.


Me tumbé hacia abajo y seguí con las contracciones, el placer me movía y al moverme, me rozaba la costura del pijama con mi raja plenamente acuosa y abierta. Y seguí y orgasmé, analmente, descomunalmente.


Después me dormí soñando con violaciones anales y al despertar, le regalé una caricia intensa, prolongada, y muy profunda. Y no manchó.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmm deja que te folle el culo... te regalo el mío

Anónimo dijo...

joderrr pero k pedazo de zora!!!!!!

Anónimo dijo...

Que bueno, que delicia. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡como me gustaria follarte y que me follases!!!!!!!!!!
Aqui me encuentras. ratquis.................

Dorada dijo...

Cierto. El sexo anal es una experiencia muy... ¿divertida?

Anónimo dijo...

jajaj que poetica para describir un trozo de caca saliendo por el culo y compararlo con una follada

Anónimo dijo...

Escribís muy bien. Lástima que te dediques a temas tan raros. Me gustaría conocer tu obra normal. Un saludo y te felicito.